Al sur de Francia se encuentra una ciudad conservada en el tiempo.
Una ciudad custodiada por 52 torres y 2 fortificaciones concéntricas que totalizan 3 km de murallas, lo que hacen de ésta un lugar maravilloso y único.
Para adentrarnos a la ciudad y pasear pos sus calles adoquinadas, bastiones y torres, cruzaremos un pequeño puente elevadizo.
Al Este, entre dos torres almenadas se alza LA PUERTA DE NARBONA.
El espacio ocupado antaño por el castillo era mucho más pequeño que el actual: reconstruido y ampliado varias veces a lo largo de los siglos, el castillo alcanzó la extensión que presenta hoy sólo en el siglo XIII tras la incorporación de la ciudad a la Corona de Francia; en la actualidad es el mejor ejemplo existente de arquitectura militar
Esta ciudad ha sufrido 500 años de guerras, que causaban su muerte progresivamente.
En 1240 La ciudad fue reducida a escombros por las tropas del Rey de Francia. Pero en 1659 (Tratado de Paz de los Pirineos, firmado entre las monarquías de España y Francia) el bastión de esta importante ciudad fue utilizado como método defensivo en la frontera entre Francia y Aragón, tiempo después fueron abandonadas gradualmente al perder su importancia defensiva
En 1844, el arquitecto Viollet-le Duc - famoso por haber restaurado la iglesia de Notre-Dame de París - fue encargado de dirigir las obras de restauración de toda la ciudad, la cual fue terminada en 1890.
Gracias a ese extraordinario trabajo podemos disfrutar de una ciudad suspendia en el tiempo, donde la magia e historia van cogidas de la mano.
Carcassonne está llena de tiendas de época medieval donde podrás encontrar y contemplar armaduras, vestidos y todo tipo de complementos de plata con el estilo de dicha época, disfrutando de un paseo tranquilo con vistas privilegiadas.
Se encuentra en una colina, por lo que el desnivel del terreno le da ese toque tan característico de cualquier ciudad medieval, por lo contrario, su arquitectura y el nivel histórico hacen de ésta una joya europea.
